SIN SEÑALES
Quizás porque guardaba tantas penas
dentro de mi costal
y las he llevado a cuestas
en silencio muchos años,
hoy fui al despeñadero
para vaciarlo frente al mar
y asi, liberarme de esta carga
que oprimía mis adentros.
Después de muchas lunas
llorando en soledad
quizás he comprendido
que no es bueno ocultar el daño;
las heridas que se orean
cicatrizan antes y el viento
esparce sutilmente las escaras
para que no queden señales.
María Jesús Álvarez Huerta
(Asturias - España)
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