LA ALEGRÍA DE SERVIR
Sirve la luna,
sirve el viento,
sirve el surco.
Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú.
Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, acéptalo tú.
Sé tú el que apartó la piedra del camino,
el odio de los corazones,
las dificultades del problema.
Hay alegría de ser sano, y la de ser justo.
Pero hay, sobre todo, la hermosa,
la inmensa alegría de servir.
No sólo se hace mérito con los grandes trabajos.
Hay pequeños servicios:
adornar una mesa, ordenar unos libros,
peinar a una niña...
El servir no es una tarea de seres inferiores.
Dios, que es el fruto y la luz, sirve.
Y tiene ojos fijos en nuestras manos,
y nos pregunta cada día:
¿serviste hoy?
(Gabriela Mistral)
0 comentarios